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viernes, 19 de agosto de 2011

Un dólar débil frente a las monedas latinoamericanas


18/08/2011
Político Nacional
No podían las monedas latinoamericanas permanecer ajenas a la crisis financiera del mundo. Los capitales extranjeros tienen en la mira a nuestra región y monedas sobrevaloradas como el real pueden estar en riesgo.
El dólar ha perdido su valor frente a otras monedas fuertes y consideradas referencia en mercados internacionales. Sumado esto al déficit comercial estadounidense, su valor refugio queda como un lejano recuerdo.
Las consecuencias de un dólar bajo anteriormente eran fáciles de controlar por Estados Unidos, esto gracias a la alta demanda de dólares por parte de los activos estadounidenses como los bonos, acciones, fondos mutuos, bienes raíces y otras inversiones, pero ahora la realidad es otra.
Las dudas acerca de la mala gestión política de Washington de sus problemas presupuestales y la subjetiva calificación de las agencias de notación crediticia, no ayudan ahora.
Para Latinoamérica un dólar más débil vuelve menos competitivas sus exportaciones, es decir los productos, bienes y servicios son más caros frente a los países que negocian con esta moneda. Pierden los exportadores y pierden las arcas de nuestros estados los cuales tenían para el 2011 mejores proyecciones.
Sin duda el crecimiento económico de la región este año (se esperaba superaría el 4%), registrará un freno que ocasionará más desempleo e incumplimiento de pagos. Hoy podemos decir que tenemos precios del dólar inferiores a los de hace cuatro años. Pero en ese lapso de tiempo los costos de producción y materias primas han tenido un aumento superior al 16%.
Para UNASUR (sobre todo para el presidente Chávez), existiría una opción para escapar de las fluctuaciones del dólar. Están sugiriendo el establecimiento de la utilización de monedas nacionales para el comercio en Latinoamérica. Como ejemplo toman el caso de Argentina y Brasil, países que lo han aplicado.
Sin embargo, esta idea a mayor escala sería imposible por el momento. Mientras no exista confianza entre los gobiernos con diferencias políticas y no se respeten los procesos comerciales ya existentes, será muy frágil lograr una negociación entre pares.
Y justamente Venezuela es un país miembro que no tiene políticas económicas definidas en cuanto al rumbo para su moneda. Los Ministros de Hacienda de la región debieron quedar muy sorprendidos con la orden impartida al gerente del Banco Central de Venezuela de trasladar sus reservas en Suiza, Inglaterra y Estados Unidos (dólar, euro, libras esterlinas) a los bancos centrales de sus países amigos como China, Rusia y Brasil.
Las consecuencias no se hicieron esperar. En la frontera con Colombia, el bolívar no tuvo precio, después de varias horas se logró pagar a 20 centavos colombianos por bolívar, para que el comercio venezolano pudiera comprar materias primas y alimentos. Estos fenómenos no se pueden aceptar en economías ubicadas en países limítrofes, por sus efectos inmediatos y catastróficos.
El dólar vuelve a aparecer entonces como una seguridad para el comercio regional. A los gobiernos de implementar medidas que permitan contener la apreciación de las monedas pero no podemos arriesgarnos en "aventuras monetarias" cuando la unidad aún no existe

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