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miércoles, 17 de agosto de 2011

China: una dependencia peligrosa

16/08/2011
María Camila Morales
El presidente de la Asociación Nacional de Industriales de Colombia, Luis Carlos Villegas, está preocupado. En sus últimas entrevistas a diarios locales, se nota que la posibilidad de una desaceleración de la economía China, lo tiene más que nervioso.
Y con toda la razón. El pánico financiero que generó la degradación de la calificación crediticia de la deuda estadounidense por Standard and Poor’s, fue amortiguado en América Latina.
Aunque las bolsas de valores de la región sufrieron, no se presentó una estampida de capitales, ni se revivieron las escenas de drama de los años noventa.
Varias explicaciones se han dado al respecto. El buen manejo de la deuda, el cuidado de las reservas, la no aplicación de las políticas del Fondo Monetario Internacional en ciertos países, pero sobre todo, la nueva relación económica con China.
El vuelco de la región al inmenso mercado del gigante asiático ha permitido sostener la llamada “bonanza” latinoamericana.
Un acercamiento comercial (exportaciones, importaciones, inversiones) que ha reflejado sus frutos en el envidiable 6% de crecimiento económico para la zona en el 2010. Incluso, como señala Andrés Oppenheimer, algunos países cumplen ocho años consecutivos en esa dinámica favorable.
El presidente chino Ju Hintao viajó por primera vez a América del Sur en el 2004. Visitó Brasil, Chile y Argentina para fortalecer la amistad, dejando a su paso contratos, convenios y buenos socios comerciales (México 2005, Costa Rica y Perú 2008, Venezuela 2010).
Las exportaciones a China de materias primas (petróleo, soja, cobre, estaño, acero entre otros) y sus inversiones directas, por ejemplo en infraestructura, telecomunicaciones y bancos en Latinoamérica, han salvado a la región del contagio norteamericano.
Pero en Pekín hay inquietudes en cuanto a lo que el futuro les depara. Su interrelación con la economía norteamericana no les permite blindarse de lo que allí ocurre.
El propio ministro chino de Asuntos Exteriores, Yang Jiechi, pidió mejorar la coordinación mundial para evitar cuanto antes un empeoramiento de la crisis de la deuda en Estados Unidos y la Unión Europea. Y no sin motivo: China tiene un total de 1,160 billones de dólares en bonos estadounidenses.
Los problemas no son solamente externos. Aunque a nadie le gusta hablar del tema, los chinos pueden empezar a frenar su crecimiento para arreglar graves desequilibrios internos.
Primero, la apreciación del yuan. Segundo, la inflación que no logran controlar. En julio fue del 6.5%. Poco a poco, China empieza a vivir los malestares del desarrollo como cualquier país capitalista que exige mejores salarios y más consumo.
Al no haber diversificado Latinoamérica su relación económica con China, la dependencia se vuelve un peligro en aumento. Si su economía pierde impulso, no tendrán necesidad de nuestras materias primas. Importar menos por un período de tiempo puede ser una opción válida.
Y así han empezado a hacerlo con el petróleo desde el mes de junio. Los primeros afectados con la disminución de la compra serán los venezolanos, señala el portal analítica.com. El acero puede ser el siguiente en la lista de reducciones de los chinos.
El premio Nobel de economía, Joseph Stiglitz dijo: cuando Estados Unidos estornuda, México se resfría. ¿Qué pasará con América Latina si China se llega a enfermar?

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