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miércoles, 3 de agosto de 2011

México y Colombia: una agenda compartida


02/08/2011
María Camila Morales
La visita del presidente Juan Manuel Santos a México, no dejó simplemente una medalla en el pecho del líder colombiano. Es claro que Felipe Calderón es un buen amigo de Colombia y que los dos mandatarios quieren unir fuerzas.
Sin duda el principal tema que tienen en común es el narcotráfico. La firma de un tratado de extradición entre los dos países es un avance en la lucha contra los carteles de la droga. Un negocio trasnacional cuya violencia afecta a los dos pueblos. La secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton declaró en noviembre pasado que “México se parece cada vez más a Colombia hace 20 años”.
Si la administración de Felipe Calderón no apreció la comparación, pues las historias son diferentes, lo que si es una realidad es el escalofriante número de víctimas mexicanas. Según la Procuraduría General de la República (PGR) en los últimos 4 años han muerto en incidentes violentos 40.000 personas. Los nexos con el tráfico de droga son innegables en estos crímenes.
Colombia ha querido compartir con los mexicanos su experiencia en el combate contra los carteles. Santos le aconsejó a Calderón perseverancia y lucha sin cuartel para desmantelar el narcotráfico. El camino aún es largo y algunas reformas ya están poniéndose en marcha siguiendo el ejemplo colombiano. Pero la que más apremia y no llega tiene que ver con la corrupción en la policía. Según las organizaciones no gubernamentales, la primera victoria será el día que se purgue y unifique. La policía mexicana tiene más de 1600 agencias estatales y locales.
Pero como señala el periodista Jorge Ramos, lo que más les duele a los traficantes son los golpes en el bolsillo. En este viaje no se habló del tema. La colaboración entre los dos países debe progresar en cuanto a intercambio de datos bancarios y unidades investigativas de Hacienda para poder atacar el lavado de dinero.
Los carteles de la droga como el de Sinaloa o Tijuana ya no trabajan aislados según dijo el ex presidente peruano Alan García. Sus asociaciones con criminales en Perú, Colombia, Guatemala y El Salvador existen y a través de ellas circulan millones de dólares en las economías nacionales. García pidió a México y a Colombia ayuda para investigarlos pero nunca le respondieron.
En cuanto a la actualización del comercio, el nuevo TLC se supone que traerá beneficios para los dos países. Colombia calcula que creará 60.000 empleos (en 5 años). La firma además resuelve el problema de la salida de Chávez del G3 (México, Colombia y Venezuela) que perdió su propósito.
Ahora tanto México como Colombia están mirando hacia el Pacífico en materia comercial. El presidente Santos cuenta con la experiencia mexicana para que Colombia sea aceptada en la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Pero sobre todo con el apoyo de Calderón para que impulse su candidatura en la APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico).
Por su parte, Santos quiere invitar a México a que se acerque más a UNASUR. Un juego de alianzas y posibilidades comerciales sobre todo para Colombia. No se puede afirmar que Santos desconfíe de su nuevo “mejor amigo Chávez” pero es verdad que cada día se oye menos acerca de los avances de la CAN o ALADI donde Colombia se siente más cómoda, mientras que el ALBA, MERCOSUR y UNASUR toman más peso en el continente.
Pese a que Santos no fue explícito durante la ceremonia en la que recibió la orden mexicana del Aguila Azteca, si pudimos entender que Calderón es el “más amigo” del presidente colombiano.

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