La obesidad es un problema de salud pública

17/08/2011

María Camila Morales

La Organización Mundial de la Salud advertía acerca del aumento de la obesidad en el mundo. Los expertos hablan ya de epidemia y relacionan su incremento en los países emergentes con el desarrollo.

Los ejemplos preocupantes en Latinoamérica estarían en México y Brasil donde, por primera vez, una generación podría morir antes que sus padres como consecuencia de las complicaciones de la obesidad. Según cifras de la Salud Municipal de Torreón (Coahuila), cuatro de cada diez niños en sus escuelas primarias tienen serios problemas de peso.

Sin embargo, la lista podría aumentar rápidamente en la región, señalaron en Caracas los participantes del Congreso Latinoamericano de Obesidad. Venezuela, Guatemala, República Dominicana, Uruguay y Costa Rica presentan también índices alarmantes de sobrepeso en niños y adultos.

Ingerir más comida y la vida sedentaria serían los principales elementos que el crecimiento económico habría traído a sus poblaciones generando obesidad. Una explicación algo resumida que se entendió como: entre más rico, más gordo.

Pero paradójicamente en la región sucede lo contrario: la pobreza es factor de obesidad. La explicación tiene que ver con la calidad de la alimentación y la falta de dinero para comprar productos sanos.

En la última década en México, como explica el analista Fernando Álvarez del Río, el precio de las golosinas aumentó 58% mientras que el de las frutas 124%. Las proteínas animales son un lujo que no se pueden permitir todos los hogares.

Los carbohidratos, glucosas y fritos responsables del sobrepeso son más baratos y forman parte de la dieta diaria de las familias de bajos recursos. Son además ideales para la industria de la comida "chatarra" ya que pueden tener precios muy competitivos en su oferta. Y los 24 cubos de azúcar que equivalen a beberse una botella de refrescos (gaseosa), reemplaza en muchos casos el agua potable a la que no tienen acceso todos los latinoamericanos.

Sin embargo debates acerca de la calidad de la comida en un continente donde el hambre sigue siendo un problema mayor puede no interesar a los gobiernos. Una idea que quieren cambiar en Argentina los responsables del programa Nutrición 10 - Hambre 0. Con la participación de los bancos de alimentos y con la ayuda del sector privado luchan contra la malnutrición con comida balanceada.

Una solución que salvaría vidas y que se integraría en una política de salud pública más coherente con la realidad. Según el presidente Felipe Calderón, la obesidad y sus enfermedades asociadas le cuestan anualmente a México tres mil quinientos millones de dólares. Una suma que de seguir subiendo hará colapsar el sistema de salud nacional.