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sábado, 13 de agosto de 2011

Los pueblos indígenas olvidados


12/08/2011


María Camila Morales

Naciones Unidas celebró el día de los pueblos originarios en el mundo con malas noticias para América Latina. Los indígenas, sobre todo los de la cuenca amazónica, se encuentran cada vez más amenazados por las actividades mineras y la deforestación.

En la región, los gobiernos no tuvieron mucho que decir ante la advertencia (denuncia). La triste realidad de los pueblos originarios se puede constatar con el éxodo a las ciudades, los índices de mortalidad y la perdida de sus tierras ancestrales.

De una manera sorprendente, el Estado Plurinacional de Bolivia es uno de los ejemplos que preocupa a los expertos de la ONU. Su representante, Yoriko Yasukawa, reveló en un informe que un tercio de la población indígena boliviana vive bajo la línea de pobreza y sufre de desnutrición.

Pese a que la plataforma política de Evo Morales (nacionalista e indigenista) ha sido la lucha por el bienestar de los pueblos nativos de su país, los resultados no convencen a todos. La Constitución tiene los principios y derechos pero ni el gobierno ni la sociedad los han cumplido a cabalidad.

Así se lo están recordando los indígenas (más de 50 comunidades) que viven en el TIPNIS (Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure). Entre diez mil y quince mil personas que no aceptan que se construya una carretera en medio de sus tierras en el noreste del país. La ruta que uniría Cochabamba con Beni implica, según estudios de expertos en recursos naturales, la tala de medio millón de árboles.

Pero si el mandatario boliviano hace caso omiso del planeta, sobre todo viola el derecho de autodeterminación que el mismo defendió en la nueva Constitución.

Los indígenas no fueron consultados por tratarse de un tema prioritario de desarrollo nacional. Pero “el progreso” va a terminar matándolos. No solamente expone a las comunidades a tensiones con los nuevos colonos (del Chapare) que plantan hoja de coca, como constato el diario La Razón, sino que destruirá una parte fundamental del ecosistema boliviano.

La etnia aimara se ha unido al rechazo de la carretera. Algunas figuras como Rafael Quispe, del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qollasuyu, hablan de traición por parte del compañero Evo Morales.

Pero el presidente ha dicho que “la obra se ejecutará sea como sea”. Los compromisos internacionales pesarían más que las promesas electorales. El dinero (320 millones de dólares) viene del vecino Brasil que está interesado en hacer más accesible la zona. Detrás del las buenas intenciones estaría el potencial minero y petrolero del subsuelo del TIPNIS.

Los indígenas bolivianos marcharán desde Trinidad hasta La Paz el próximo 15 de agosto en lo que llaman “Batalla Final”. Exigirán que se respeten sus derechos y amenazan con acudir a instancias internacionales. Además le refrescarán la memoria a Morales respecto a sus raíces. Como miembro de la etnia aimara y de los pueblos nativos bolivianos, ha olvidado que atentar contra la Madre Tierra tiene un precio.








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