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viernes, 23 de agosto de 2013

A salvar el real en Brasil


23/08/2013

Político Nacional

Dilma Rousseff lo había dicho en junio: “los problemas de economía en Brasil son el tipo de cambio, las tasas de interés y los impuestos.” Pero uno en especial está acabando con sus nervios porque no lo puede controlar, pese a sus esfuerzos. Un real débil frente al dólar es la apuesta de los especuladores y en Sao Paulo no pueden evitar dicha presión internacional.

Después de la persistente caída que viene presentando la Bolsa del  Brasil (regida por el índice Bovespa) que perdía el viernes un 0.26 por ciento, el gobierno ha tomado nuevas medidas tendientes a frenar la subida del dólar. Así espera controlar de una manera enérgica el precio de la divisa brasileña que se ha devaluado durante lo corrido del año en un porcentaje superior al 15%, originando para el mismo período una inflación del 6.5%. Una situación grave porque Brasil ya ha llegado al límite previsto por Dilma Rousseff y su equipo económico para todo el año fiscal.

El gobierno anunció que a partir del próximo martes 27 de agosto, el Banco Central inyectará 60.000 millones de dólares hasta el fin del 2013, mediante un programa de subasta de divisas a futuro, para tratar de contener los precios y frenar la depreciación del real.

Añadió igualmente la autoridad cambiaria que el próximo lunes 26 ofrecerá 500 millones de dólares diarios en futuros, a través del sistema cambiario. Repetirá la operación con la venta de 1.000 millones de dólares el viernes 30 de agosto mediante swaps cambiarios tradicionales, que corresponden a contratos diseñados en moneda extranjera. Con esta estrategia pretende apoyar la moneda nacional.

El real se fortaleció hoy (23 de agosto) como consecuencia de estas medidas en un 2.5% con una cotización de 2.373 unidades por dólar.

Al terminar la jornada, la moneda de Brasil llegó a subir un 2% frente la divisa estadounidense en el mercado de contado.
Luciano Coutinho, presidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), afirmó que a pesar de la volatilidad cambiaria, el sistema bancario brasileño es robusto: “tenemos condiciones macroeconómicas perfectamente administrables y grandes oportunidades de inversiones” explicó durante el Encuentro Nacional del Comercio Exterior, en Río de Janeiro.

Sin embargo, no todos están tristes con la mala racha del real. Los exportadores en Brasil pueden tener unos meses de respiro con precios más competitivos. En particular, aquellos dedicados a las materias primas (commodities). No hay que olvidar que el motor de la reciente bonanza del gigante suramericano son los negocios de minería. Los agricultores también ven con buenos ojos la caída de la moneda brasileña. Incluso, Cesário Ramalho, presidente de la Sociedad Rural de Brasil, ha declarado a la prensa local que es “saludable”.

Los turistas sin duda sentirán un alivio a la hora de calcular sus presupuestos de viajes pero para los brasileños no son buenos augurios. Las previsiones financieras del Rousseff no se han cumplido, por el contrario, se multiplican las soluciones de urgencia.