13/03/2013
María Camila Morales
¿Quién hubiera podido pensar que la
muerte de Chávez afectaría la suerte del presidente iraní Mahmud Ahmadinejad?
No era un secreto para nadie que los
dos mandatarios se apreciaban mutuamente y que su relación político-comercial
los llenaba de orgullo.
Cada vez que el Comandante
Presidente mencionaba su nombre, en Estados Unidos se alteraban y cada vez que
Ahmadinejad visitaba Venezuela, en Washington protestaban los conservadores.
Lo que no se imaginaron los
venezolanos cuando invitaron al iraní al funeral de Hugo Chávez fue la cólera
que despertaría entre los fundamentalistas de su país. Y no tiene nada que ver
ni con negocios, ni con diplomacia. Es más grave aún: se trata de un pecado.
Ahmadinejad cometió “haraam” (prohibido).
Después de rendir homenaje a Chávez, el presidente iraní fue a dar las
condolencias a la madre del difunto. La tomó de las manos y juntaron sus
rostros en medio de lágrimas. Un gesto que no se puede permitir un musulmán
creyente y practicante porque ningún hombre en el Islam puede tocar a una mujer
que no haga parte de su familia cercana. Una interpretación estricta del Corán,
de la cual son fervientes respetuosos los chiítas que en 1979 se tomaron el poder a sangre y
bala en Teherán.
Las imágenes que vimos en teleSUR de
ese momento de compasión entre uno de los líderes del Eje del Mal y Doña Elena
Frías de Chávez, fue una ofensa para la revolución de los ayatolás.
El diputado Mohammed Dehgan, declaró
a la cadena de televisión Al Arabiya, que Ahmadinejad se había comportado de
“forma inapropiada”.
Pero como en los regímenes
despóticos todo es posible, ahora los consejeros del presidente están negando
la escena y acusando a fuerzas ocultas de haber utilizado “Photoshop” para
cambiar a un tío de Chávez por su madre.
Se trataría de una campaña para
desacreditarlo y una manipulación para afectar las próximas elecciones de junio,
defienden a punta de explicaciones sus copartidarios. Y como prueba, facilitaron fotos de lo que realmente sucedió
en Caracas durante el funeral. La BBC publicó las imágenes que circulan en Irán.
Broma o no, aparece el presidente iraní consolando a un hombre. Puede que haya
sido un “hoax” porque el tío de Chávez en la nueva instantánea oficial es nada
menos que Mohamed El Baradei, el ex director general de la Agencia
Internacional de Energía Atómica.
Pero la actitud de Ahmadinejad en
Caracas no debe ser simplemente una polémica entre clérigos en Irán. Los nutridos
aplausos que recibió junto al féretro de Chávez estaban fuera de lugar.
Complacer al régimen de los ayatolás
lavando dinero o canjeando petróleo no puede ser parte del discurso
nacionalista, anti-imperialista y populista porque claramente en Caracas
desconocen la realidad iraní.
Venezuela mostró el camino de las
relaciones peligrosas. Pero Teherán negando el abrazo a la madre de Chávez le
ha hecho saber a los chavistas que no comparten ni siquiera los mismos valores
a la hora de llorar a sus muertos.