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viernes, 21 de octubre de 2011

Cristina Fernández de Kirchner sin rivales


21/10/2011


María Camila Morales


Las elecciones presidenciales del domingo en Argentina no tienen ningún misterio. Cristina Fernández de Kirchner ganará (incluso en la primera vuelta según encuestas) y su partido retomará el control en el Congreso.

Triunfo total del kirchnerismo que lleva en el poder desde el 2003 y ha logrado que Argentina llegue a niveles de crecimiento del 8% (2011) después de haber estado en bancarrota y en el abismo crediticio internacional.

La popularidad de la presidenta reflejaría el buen camino por el que va Argentina y la confianza en que El Frente para la Victoria es capaz de trabajar por un futuro aún mejor para el país. Como ella misma lo dice: “hemos logrado que la Argentina sea un refugio de las tormentas que se suscitan en un mundo convulsionado.”

Sin embargo, ciertas cifras juegan en contra de ella. Según la organización no gubernamental, Un Techo para mi País, medio millón de familias viven en “villas miseria” en las afueras de Buenos Aires. El número de barrios marginales argentinos ha doblado en los últimos diez años. La razón: la llegada de migrantes del interior que buscan trabajo (82%) y los extranjeros (bolivianos, peruanos, ecuatorianos) que se suman a la búsqueda de una mejor vida. En un editorial el periódico La Nación analizó los datos del censo 2010 y sentenció: la indigencia y la pobreza no se reducen en Argentina.

Para el Fondo Monetario Internacional, los argentinos tienen la segunda inflación más alta de la región con 11.5% anuales. El ritmo de creación de empleo ha bajado de 3.5% a 1.5% en cuatro años.

Pero Cristina Fernández de Kirchner pareciera ser de teflón ya que nada la afecta. Ni los escándalos de corrupción de sus colaboradores, ni la caída del precio de la soja, ni la fuga de capitales, ni el aumento del gasto estatal ni la disminución de los ingresos fiscales. Como escribió la periodista Lucrecia Bullrich: “Cristina sí está blindada”.

Es innegable que su carisma y el apaciguamiento de su discurso peronista (comparado con su difunto marido) le han ayudado a liderar las encuestas pero hay otro factor importante.

La oposición argentina no presenta ninguna alternativa concreta para el país. No solamente por estar dividida sino porque aparecen los mismos nombres de los clanes que combatió Néstor Kirchner en su momento. No hay renovación en el debate político argentino. Los apellidos de los protagonistas de la crisis del 2001 vuelven a aparecer. Duhalde, Alfonsín (hijo esta vez), Rodríguez Saá no pueden motivar ni entusiasmar a los votantes para cambios de modelos. Los diferentes aspirantes pasan su tiempo peleando por los votos que se quitaron entre ellos mismos. El candidato socialista Hermes Binner es el único que se desprende de la confusión opositora.

Una victoria por descarte parecería confirmarse este fin de semana porque no hay contra quien debatir los programas electorales que necesitaría Argentina. Si el crecimiento económico ha sido una estructurada bonanza, dónde está la inversión en salud, educación y seguridad?. Cómo cambiar las políticas que han fallado en los ocho años de mandato de los Kirchner?

Urge una oposición de verdad para Argentina. La alternancia es sana y conveniente sobre todo para evitar el caudillismo, los reinos o las dictaduras. Los cambios de generaciones y de ideas en el poder son indispensables para que la crítica muestre sus frutos y se avance hacia un mejor gobierno.

El periódico El Informador se interroga si realmente hay democracia sin oposición. Los argentinos deberán responder a esa pregunta el domingo.



1 comentario:

  1. Fue reelegida con más del 54,3% de los votos y una diferencia de más de 40 puntos sobre el segundo.

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