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lunes, 5 de septiembre de 2011

Argentina llora a la pequeña Candela


02/10/2011
María Camila Morales
La crueldad del ser humano no tiene límites y más cuando se trata de dinero. Los argentinos lo descubrieron con horror al final de una historia de secuestro que acabó con la vida de una pequeña de 11 años.
Todo un país llora hoy por Candela Rodríguez, la inocente víctima de una extorsión a quien las autoridades no pudieron salvar. Su cuerpo, según el diario La Nación, fue encontrado en un descampado de Villa Teresa “desnudo, desfigurado y brutalmente asesinado”.
Los dedos empiezan a señalar la incompetencia de las autoridades de la provincia de Buenos Aires, las cuales durante nueve días no lograron dar con su paradero. Pese a que el gobernador, Daniel Scioli, asegura que dos mil policías estaban investigando el secuestro, no impidieron el trágico desenlace.
La Casa Rosada no tardó en dar sus condolencias a la familia y el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, escribió en su cuenta Twitter: “no estamos ausentes y colaboramos de la mejor manera.”
La inseguridad es un problema mayor en el país. Los secuestros extorsivos han aumentado 68% en el primer semestre del año comparado con el 2010, según la Procuración General de la Suprema Corte de Justicia. El secuestro se ha convertido en un negocio rentable.
El caso de Candela es aún más escalofriante ya que varios diarios locales han indicado que se trató de una venganza por una deuda de 100.000 dólares e insinúan que hubo complicidad de familiares y de miembros de la policía.
Un ajuste de cuentas entre mafiosos que no sería una novedad en el país. El padre de la pequeña, Alfredo Rodríguez, está en la cárcel cumpliendo una condena por robo agravado de mercancía en tránsito (llamado en Argentina “piratería del asfalto”).
Un mundo donde la extorsión es usual y contaría con la complicidad de ciertos miembros de la policía. Situación que preocupa y que tiene varios ejemplos en la historia argentina.
En el 2009, el comerciante Leonardo Bergara fue secuestrado y encontrado con cadenas en una casa cuyo propietario era un oficial de la policía bonaerense. Y no hay que olvidar que en 1991, el propio alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, fue raptado 12 días por una banda de policías secuestradores hasta que su padre pagó un rescate de 6 millones de dólares.
Corrupción de un ente que por el momento los políticos y el gobierno prefieren no abordar. Según el periodista Jorge Lanata : “es un poder dentro del poder”. Y agrega que "si hubiera buenos policías, que sepan investigar y que no estén vinculados con las mafias”, no estarían ahora los argentinos llorando a Candela.
El secuestro es una infamia que no se puede aceptar. La madre de Candela, Nancy Carola Labrador, dijo al reconocer el cuerpo de su hija: “va a ser la última hija a la que me maten”; ¿a quién se refería en medio de su dolor? La memoria de su pequeña merece una pronta respuesta por parte de las autoridades competentes.

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