30/10/2013
María Camila Morales
Casi tres generaciones de
inmigrantes en Estados Unidos han tenido que esperar para que los medios de
comunicación masivos se interesen en ellos como personas pensantes.
El pasado 28 de octubre salió al
aire el canal Fusion (sin acento porque es en inglés). La nueva apuesta de
televisión de Univisión y ABC. Sus creadores quieren conquistar la audiencia
llamada “los milenios” que suena políticamente correcto comparado a “hijos de
inmigrantes”. Su objetivo comercial son las personas que nacieron al tiempo que
las nuevas tecnologías (18-34 años) en territorio estadounidense pero cuyo
origen familiar no es anglosajón.
La principal característica de
Fusion es su idioma. Prefirieron sus directivos transmitir en inglés lo que los
diferencia de Univisión y demás canales “étnicos”. Reconocen que los milenios
“latinos” no hablan castellano diariamente por eso la elección del idioma que
además les permitirá aumentar el espectro de sus televidentes a todos los
nuevos norteamericanos.
Y al parecer no será lo único
innovador. Quieren, según palabras de su director Isaac Lee “humor y
transparencia informativa”. Otro talento periodístico que cambiarán son “los
bustos parlantes”, porque dijo Lee a la agencia Efe: “los hispanos los rechazan”.
Sin embargo, si intentaban evitar el
tipo reina de belleza presentando noticieros, Fusion se fue por el lado de la
novela para adolescentes estadounidenses “Glee”.
Una moda en la que el canto y baile de jovencitos lindos son la prioridad. Para
la muestra un botón con el video de la presentación oficial: http://noticias.univision.com/noticiero-univision/videos/video/2013-10-28/esto-es-fusion
No cabe duda que Fusion es un
desafío importante pero que debe salir de los mismos “clichés” que critica y
desprecia. La diversidad multicultural y la juventud no se limitan a color de
piel o fecha de nacimiento. Los nuevos estadounidenses lo que quieren es alejarse de los guetos y de los índices “hispanos” de las encuestas.
La reforma de la inmigración es uno
de los temas nacionales que interesa a los milenios multiculturales pero no
debe convertirse en una bandera del canal. La entrevista de Jorge Ramos al
Sheriff de Arizona, Joe Arpaio, más que un aporte informativo fue un doloroso
espectáculo de intolerancia.
En cuanto al encuentro exclusivo con
el presidente Barack Obama dejó más interrogantes que respuestas. Después de
salir Washington del “un shutdown” que casi le cuesta al país un default y de
demostrar que Estados Unidos no puede dormirse en sus laureles de potencia
económica, el periodista Jim Avila prefirió temas para inmigrantes.
La sátira será sin duda el elemento
más complicado de convertir en un referente en el nuevo canal. Aunque aseguran en
Fusion que contrataron a escritores que han colaborado con el The Daily
Show, no hay nada peor que una mala
copia. Y las primeras “bromas inteligentes” en contra del Islam en su estreno
no van a hacer trasnochar ni a Jon Stewart ni a los cómicos del Saturday Night Live Show.
La presentación y los formatos (que
los jóvenes prefieren cortos) son importantes pero no fundamentales si en el
fondo no tienen ni sustancia ni veracidad. Un error en el que no puede caer
Fusion es en la audiencia a toda costa, para eso está el fútbol. Es preocupante
esa obsesión cuando explican, alegremente desde sus oficinas en Miami, que los
hispanos son 55 millones de clientes para los anunciantes en Estados Unidos.
Avanzados ya en el milenio, la
originalidad informativa radica en la investigación, los reportajes y los
documentales. Tres elementos que implican tiempo y dinero y que necesariamente
no van de la mano con la rapidez que exigen los “milenios” y la nueva visión de
los medios de comunicación.
Fusion tiene un “nicho” comercial en
plena expansión. Pero tiene en sus manos un papel mucho más trascendental.
Lograr que “los nuevos estadounidenses” sean tomados en serio fuera de su etiqueta
de “latinos con éxito”. No solamente porque hacen parte de la diversidad
estadounidense sino porque aportan credibilidad y profesionalismo en lo que
hacen sin importar o escudarse en sus orígenes.
Puede que las cadenas tradicionales
no les guste a los milenios y que estén buscando otras fuentes de información y
de diversión. Según datos del diario New
York Times 34% de ellos no ve televisión. Pero el “retuiteo”, “streaming” y
los seguidores que aparecen por oleadas sucede en su mundo cuando hay algo
realmente innovador y/o irreverente.
Hasta el momento, Fusion es otro
canal más en inglés (aunque con un exceso de volumen en su programa de la
mañana) con mezcla de entretenimiento, información y humor. Ojalá que encuentre
muy pronto su rumbo y tono. No solamente con la fusión cultural sino digital y
así aproveche su audacia para dejar huella periodística en una sociedad
saturada por la conveniente y desgastada “cultura popular”.
14 de Noviembre. Leon Krauze a las 10 pm diciendo en su programa: "hubo un tifón en Filipinas, pero de todas formas, a quién le importa?. Fusion no logra encontrar el tono. El humor y la estupidez no son los mismo. Las víctimas de Filipinas necesitan ayuda incluso de los "milenios" en Estados Unidos.
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