29/01/2013
María Camila Morales
Una vez más los países de América Latina y el
Caribe se reunieron para mostrar sus profundas diferencias. La cita de la CELAC
en Santiago de Chile, como ya es costumbre, fue un derroche de dinero, densas
declaraciones de intenciones y hasta con subida de tono entre algunos de sus
mandatarios.
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños es la creación del presidente Hugo Chávez. Fue puesta en marcha en el
2011 en Caracas como un supuesto esfuerzo regional para alejarse de los
tentáculos de la voluntad norteamericana que se impondría en la Organización de
Estados Americanos (OEA). Un bloque regional entre hermanos sin los vecinos
poderosos, es decir sin Estados Unidos ni Canadá y con una novedad: la
participación permanente de Cuba.
Fuera de escapar al yugo del imperialismo, otro
de los objetivos de la CELAC es unificar la región velando por su seguridad, la
defensa de la democracia, el orden constitucional y el bienestar social. La CELAC
quiere convertirse en “el primer organismo de integración y concertación
latinoamericano”. Pero hasta el momento no cuenta ni siquiera con mecanismos
institucionales y su papel se limita a un foro donde se puede discutir entre
pares.
El líder cubano Raúl Castro estará al mando de
la CELAC durante un año. Será la voz de América Latina y el Caribe como
pretende ser el bloque regional. No vale la pena recordar la situación en Cuba
respecto a la democracia, la libertad de expresión, los presos políticos y la
represión. Tampoco hay que olvidar el totalitarismo de los hermanos Castro que
como ejemplo de gobierno son una vergüenza para todo aquel que diga defender y
respetar los Derechos Humanos.
¿Quién puede entonces tomar con seriedad las
aspiraciones del bloque continental? Seguramente no será la canciller alemana
Angela Merkel quien al encontrarse casualmente frente a frente con el líder
cubano en Santiago de Chile le dio la espalda y lo ignoró. Haber incluido a
Cuba dentro de la CELAC puede entenderse como un paso histórico para acabar con
su aislamiento pero de ahí a que un dictador encabece un grupo multilateral
ejemplar para el mundo hay una gran diferencia.
Los europeos fueron a Chile por una razón: trabas
jurídicas. Sus líderes y respectivos ministros lo que más solicitaron a los organizadores de la cumbre fueron
reuniones bilaterales con los jefes de Estado latinoamericanos.
Para nadie es un secreto que la crisis económica
del Viejo Continente los obliga a buscar nuevos mercados. Pero el comportamiento
de ciertos gobiernos de la región preocupa y ahuyenta a los inversionistas. Así
que la estrategia era no solamente profundizar lazos con los socios existentes
sino presionar a los “gobiernos responsable” para que exijan
dentro de la misma CELAC que todos los países cumplan con transparencia
jurídica y un marco legal conforme al derecho internacional. Es decir: Europa
no quiere más expropiaciones, ni nacionalizaciones de sus inversionistas en
América Latina.
Pero la CELAC no puede asumir semejante
compromiso ya que el motor de su
creación es uno de los presidentes que más ha expropiado durante sus
mandatos. Por eso las blandas declaraciones finales que no le garantizan nada a
los inversionistas extranjeros.
Si la Cumbre pretendía esclarecer certitudes
legales y principios económicos frente a los europeos entonces pocos resultados
concretos se obtuvieron.
Si en Chile querían demostrar que la CELAC es
un foro de diálogo amistoso y de resolución de conflictos también fracasaron.
El intercambio entre Evo Morales y Sebastián Piñera respecto al derecho o no de
Bolivia a una salida al mar quedó como un bochornoso espectáculo más que un
debate de propuestas. Morales quiso tomar a la CELAC como testigo del
incumplimiento por parte de Chile del tratado de 1904. Piñera contestó que no
cederá terreno y defenderá la soberanía de su país porque “es su derecho y su
obligación”.
Tal vez, lo único destacado de la Cumbre de la
CELAC fue la carta de Hugo Chávez a sus colegas. Para todos aquellos que no
entienden la razón de ser de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños les recordó que: “la justicia está incontestablemente del lado de
Cuba y de Argentina; si somos una nación de repúblicas, nuestra soberanía es la
de toda la patria grande y debemos hacerla respetar”. ¡Hasta la victoria
siempre!
No hay duda que el presidente Hugo Chávez sigue
batallando contra el cáncer desde La Habana. En cuanto a la CELAC, con o sin el
mandatario venezolano, será un intento más de imposibles sueños
latinoamericanos.
Nicolás Albertoni, INFOABE "La Celac es un grupo de 33 países que nació en febrero de 2010, en México. Su objetivo fundacional es “promover la integración y el desarrollo de los países latinoamericanos y caribeños”; y sus países siempre fueron enfáticos al resaltar la importancia que ejerce la democracia para alcanzar el desarrollo. En su carta constitutiva señalan que “la preservación de la democracia y de los valores democráticos, la vigencia de las instituciones y el Estado de Derecho y la vigencia de los derechos humanos son objetivos esenciales de nuestros países”. En 2011, la Celac ratificó una cláusula específica en ese sentido, en la que prevé que “si en un país hubiera violación del orden democrático, se abrirían consultas y ese país podría ser suspendido”.
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