18/01/2013
María Camila Morales
El gobierno Obama 2.0 empezará el lunes en Estados Unidos. Si bien el presidente se quedará cuatro años más en
la Casa Blanca, no todos los miembros de su gabinete lo acompañarán otro mandato.
Sin duda, la renuncia más conocida
es la de Hillary Clinton (Secretaria de Estado) pero los dos latinos de su
equipo cercano también se van. La secretaria de Trabajo Hilda Solís y el
Secretario del Interior Ken Salazar se despidieron de Washington. Dos nombres que salían a relucir a la hora de negar que
los latinos se necesitan para votar pero no cuando hay que gobernar.
Por eso activistas latinos esperan
que el presidente Obama no solamente mantenga entre sus colaboradores a dos
estadounidenses de origen latino sino que aumente su presencia en puestos
claves de poder.
Según cifras del Pew Hispanic Center,
en Estados Unidos hay 50.5 millones de latinos y en el censo electoral
representan los legales el 17% de los votantes. Una voz decisiva cuando sabemos
que el 70% de ellos le dio su voto al presidente Obama permitiéndole ganar en
varios de los “swing states” como Florida y Colorado.
El reto, como dice Sylvia Méndez
(Medalla a la Libertad otorgada por Obama en el 2011) es que haya políticos
latinos para que ellos hagan las leyes. Y ella si tiene conocimiento de causa. Uno
de los casos más importantes de la jurisprudencia contra la segregación de los
mexicano-americanos es “Méndez vs. Westminster”, cuando en 1946 sus padres
lograron que ella fuera aceptada en un colegio con los blancos americanos.
En efecto la nueva legislatura rompió
récord en cuanto al número de congresistas latinos (28 en la Cámara de Representantes
y 3 en el Senado) pero todavía no refleja el peso demográfico y económico de los
latinos.
El periodista mexicano, Jorge Ramos,
en su libro La Ola Latina (Latino Wave, 2005) predecía el cambio
inevitable que la sociedad estadounidense viviría con la creciente inmigración
latina. Sin embargo, su inclusión y trato igualitario han tardado en llegar. No
solamente desde el punto de vista de discriminar por el color de la piel o el
nombre sino por el factor económico. Las escuelas “para pobres” tienen casualmente
una mayoría de niños de origen latino. La segregación ahora es por dinero,
insiste Sylvia Méndez. Por lo tanto, para los nuevos americanos es muy difícil
competir en el mercado laboral con sus compatriotas.
Héctor Sánchez, presidente del
National Hispanic Leadership Agenda, decía al portal de Internet Fronteras que estaba trabajando con la
Administración en un catálogo de candidatos latinos calificados para su
consideración. ¿Realmente hay que buscar con ayuda latinos sobresalientes para
trabajar con Obama?
No es cuestión de falta de diplomas
por parte de los nuevos americanos para asumir responsabilidades en Washington.
Raúl Ruiz, congresista de California tiene triple posgrado en medicina de la
universidad de Harvard y la jueza de la Corte Suprema, Sonia Sotomayor fue summa cum laude de su promoción en la
Universidad de Princeton y se graduó de abogada en Yale.
Hijos de inmigrantes latinos con
preparación hay muchos pero necesitan padrinos políticos (demócratas y
republicanos) y apoyo económico. Dos elementos esenciales que aún le son
esquivos a quienes se criaron en la comunidad latina.
Las figuras que suenan para el nuevo
gabinete de Obama son Antonio Villaraigosa, alcalde de Los Angeles, Julián
Castro, alcalde de San Antonio y el ex congresista de Texas, Charlie González. Quedan
para la historia algunos nombres de Obama 1.0 como Dan Restrepo, Arturo
Valenzuela y Ricardo Zúñiga.
Habrá una gran fiesta hispana el 21
de enero en Washington para celebrar la “Inauguration”. La actriz Eva Longoria
ha sido la promotora del evento para hacer visible a la comunidad. Ella y un
gran número de activistas luchan para que los latinos sean finalmente tratados
como verdaderos estadounidenses y que sus familiares indocumentados tengan
acceso al sueño americano a través de una reforma migratoria.
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