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martes, 31 de enero de 2012

Salida del CIADI de Venezuela: una solución política más que jurídica


31/01/2012

María Camila Morales

En los negocios como en los matrimonios si se incumple con el contrato hay que pagar. Y el presidente venezolano Hugo Chávez lo sabe; por eso su deseo de abandonar cuanto antes el Centro Internacional de Arreglo de Diferendos de Inversión (CIADI), un organismo multilateral que depende del Banco Mundial.

Venezuela ya no tiene el dinero para compensar a los inversionistas extranjeros de una manera “pronta, adecuada y efectiva” por sus nacionalizaciones tal como requieren los tratados de protección de inversión que firmó en los años noventa.

Tampoco cuenta con los dólares para llegar a un acuerdo monetario amistoso con los afectados antes que estos inicien una demanda ante el Banco Mundial. Porque eso era lo que estaba haciendo Venezuela: transigió con los italianos de la petrolera Eni por casi 900 millones de dólares y con los argentinos de la siderúrgica Sidor por unos 1.800 millones de dólares para evitar más demandas internacionales.

¿Por qué se demoró entonces Chávez tanto tiempo en abandonar el CIADI si la nueva Constitución de 1999 da prioridad a los tribunales nacionales y prohíbe el arbitraje?; ¿por qué no denunció todos los Tratados Bilaterales de Inversión que establecen el mecanismo CIADI para la resolución de controversias entre las partes?

Tal vez porque al interior del gobierno de Chávez había dos tendencias que no lograban ponerse de acuerdo y navegaban en las incertidumbres del presidente. 

La primera forma de afrontar las exigencias de los expropiados era legalista; respetando las leyes internacionales para defender al país e intentar negociar los mejores arreglos reduciendo los pagos y evitando condenas internacionales. El abanderado de esta visión en los últimos meses fue el recién fallecido Procurador, Carlos Escarrá, quien lamentable y coincidencialmente murió de un infarto el día que se anunció la salida de Venezuela del CIADI.

La otra postura era más política queriendo abandonar el sistema CIADI por ser un instrumento del “consenso de Washington”, sin importarle las eventuales consecuencias jurídicas y crediticias (renegociación de bonos). El defensor de esta visión radical ha sido el Ministro de Energía, Rafael Ramírez. 

Hasta el mes de diciembre había dominado la primera idea. Incluso en los periódicos locales se destacaron las declaraciones del Procurador según las cuales, Venezuela estaba lista para negociar  montos con ExxonMobil y ConocoPhillips. Las dos petroleras tienen demandas pendientes por más de 20.000 millones de dólares por la expropiación de sus campos petrolíferos en el Orinoco.

Pero cuando la Cámara de Comercio Internacional de París condenó a PDVSA a pagar 15% de la demanda arbitral de ExxonMobil, Venezuela cambió su estrategia. La multinacional no bajó los brazos y confirmó su decisión de obtener “el resto” de su demanda a través del CIADI. Chávez ordenó entonces a su Ministro presionar al Procurador para acabar con el problema cuanto antes.

La salida efectiva de Venezuela del CIADI se demorará seis meses. No obstante, como explicó Diana Droulers, Directora Ejecutiva del Centro de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Caracas a Globovisión, los procesos arbitrales ya iniciados seguirán su curso. Un laudo será emitido a favor o en contra en cada uno de la veintena de casos pendientes ante el organismo del Banco Mundial.

Pero para el presidente Chávez, el CIADI ya no existe en su mente. Desde el pasado viernes se considera “desenganchado” del organismo internacional. Y aclaró desde Miraflores además “que no aceptará ninguna instrucción de esa institución”.

¿Qué significará en términos prácticos? Gran incógnita hasta el momento, pero la contratación de los nuevos abogados internacionales, Shearman & Sterling para defender el país ante las nuevas demandas indica que no habrá una política de “silla vacía”.

Sin embargo, desligarse del CIADI no evita que Venezuela responda ante jurisdicciones internacionales por sus futuras nacionalizaciones. Los tratados de inversión firmados por Venezuela tienen otros mecanismos alternativos incluyendo las reglas de arbitraje de la Comisión de la Naciones Unidas para el Derecho Mercantil (CNUDMI o UNCITRAL según su acrónimo en inglés). Esa opción ya ha sido incluida en los últimos tratados ratificados con “los nuevos mejores amigos”, Irán (2006) y Rusia (2009).

Defenderse y ganar ante el CIADI si se puede como insiste Diana Droulers, pero, ¿por qué Venezuela tiene una actitud derrotista? Si ha actuado conforme a la ley internacional y cuenta con un equipo jurídico de excelencia, puede ganar como ha sucedido con Argentina en varios de sus juicios arbitrales. ¿A qué le teme entonces el gobierno de Hugo Chávez?

Tal vez al hecho de no poder controlar los jueces como lo hace en su país. Desde hace cinco años, el líder venezolano había alentado a sus aliados incondicionales Bolivia (2007) y  Ecuador (2009) para que se retiraran de la organización multilateral y crearan su propio mecanismo de arreglo de controversias.  

El resultado: un futuro sistema de arbitraje bajo el auspicio de UNASUR.  Pero según informa el diario El Universal, el mecanismo de constitución de los tribunales de arbitraje seguirá el mismo modelo que criticaron en el CIADI.

UNICITRAL, Cámara de Comercio de Estocolmo o de Paris, las alternativas existen para dirimir conflictos de inversionistas en el mundo y en América Latina. La diferencia con la propuesta de UNASUR, es que no cuentan con el protagonismo y las intervenciones de Hugo Chávez!


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