19/11/213
María Camila Morales
Vergüenza. ¿Qué más se puede sentir
cuando anuncian que Cuba será parte del Consejo de Derechos Humanos de la Onu?
No podemos negar que hay un proceso
de cambio en la isla, pero no hay que exagerar. El comunismo fracasó y los
hermanos Castro han dejado que el capitalismo entre a cuentagotas para que “La
Revolución” no muera. Sin embargo, el respeto de los Derechos Humanos no ha sido
la prioridad en su “actualización del modelo económico” .
En las cárceles cubanas sí hay prisioneros
políticos y el debido proceso es una gran falacia. Difícil comprobar su estado
de salud porque las autoridades locales no dejan ningún tipo de verificación
humanitaria. Pero los familiares saben que hay torturas, insalubridad y sobre
todo negación de su estatus jurídico. Según Elizardo Sánchez Santa Cruz, de la
Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, hay más de 80
prisioneros por razones políticas y 15 más están en libertad condicional (13 de
ellos hacen parte del Grupo de los 75). Dentro de la variedad de lugares de
encierro forzado hay: centros de detención, cárceles y campos de trabajo.
Algunos nombres como Angel Yunier
Remón Arzuaga, alias “El Crítico” rapero de profesión, que canta su defensa por
los Derechos Humanos y es miembro de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) está en la cárcel desde el pasado mes de
marzo. Varias peticiones por su liberación circulan por Twitter (#freeElCritico).
Así la disidencia le pone un rostro al drama de aquellos que no están de
acuerdo con el régimen y tienen la valentía de decirlo.
No hay que olvidar que en la isla
junto a los lujosos hoteles para turistas (suponemos defensa del derecho
universal a las vacaciones) a los cubanos se les prohíbe la libre expresión,
asociación y reunión. No hay elecciones libres desde 1959 y la pena de muerte
es un instrumento más de reserva para gobernar.
Sin embargo, al mirar la lista de
nuevos miembros del Consejo de Derechos Humanos de la Onu, Cuba no es el único
país cuya elección resulta absurda.
China, Rusia y Arabia Saudita. No
falta día en la prensa internacional en la que alguno de estos tres países se
destaque por las bofetadas que le dan a la Carta de las Naciones Unidas. No se
termina de leer la introducción del importante texto que se firmó en 1945 en
San Francisco, cuando se entiende que ninguno tiene autoridad moral para
defenderlo como lo estipula su pertenencia al Consejo de Derechos Humanos.
Entonces, ¿por qué votan los demás
Estados por aquellos que son ejemplo de represión, intolerancia, segregación y
demás características de regímenes
despóticos y dictaduras maquilladas?
Algunos politólogos dirán que es una
estrategia para un mejor control de los mismos. Pero el caso de otros países que
fueron miembros como Libia (Muammar Ghaddafi) o Zimbabwe (Robert Mugabe),
complican la certitud de dicha teoría. Su participación en el Consejo de Derechos
Humanos de la Onu fue ante todo una luz verde para seguir reprimiendo pero con
salvoconducto internacional.
Habrá igualmente en la prensa
explicaciones de relaciones internacionales o geopolíticas, pero ninguna sirve
para justificar semejante irresponsabilidad. Simplemente es impresentable que
en un foro de las Naciones Unidas que pretende afianzar los Derechos Humanos
voten por Cuba (Rusia, China, Arabia Saudita).
Una complicidad con los tiranos que
olvidamos con gran facilidad pese a los esfuerzos de la Onu por velar por los
valores democráticos y por la paz.
En 1964, El Che Guevara afirmó en
Nueva York: “hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea
necesario” y recibió más aplausos que criticas. Hoy en día podemos decir que en
Cuba los votos para acceder al Consejo de Derechos Humanos de la Onu son
equivalentes a aquellos aplausos.
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