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miércoles, 17 de julio de 2013

Obama sigue sin entender al electorado latino


17/07/2013
  
María Camila Morales

La anhelada y prometida reforma migratoria en Estados Unidos está en la recta final. Y si fracasa, los latinos harán sentir su voz.

Esto lo sabe muy bien el presidente demócrata Barack Obama, el cual decidió después de casi cinco años de presidencia prestarle atención a la comunidad hispana a través de los medios de comunicación (Univisión y Telemundo).

Fue todo un acontecimiento que el mandatario dedicara una rueda de prensa “en vivo” con periodistas latinos desde la Casa Blanca y que les respondiera sin libreto. Además, ha nombrado como directora de medios hispanos para la Casa Blanca a Katherine Vargas, una mujer de origen colombiano que emigró en 1997 a Estados Unidos cuando tenía 14 años y adquirió la ciudadanía estadounidense en el 2009.

Increíble reconocimiento de ‘latinidad” en tan poco tiempo, tanto así que el tema fue titular incluso del periódico The New York Times. Lo absurdo es que ese mismo presidente, hoy cercano y comprensivo, logró en gran parte su puesto y su reelección gracias a esos latinos que en un pasado no tan lejano, había olvidado.

Por lo visto quiere llegar en su propia lengua a los hispanos. Pero vuelven a equivocarse los asesores de imagen de Obama, porque más que el idioma son los hechos los que acercan a un presidente a su pueblo.

Cuando el número de latinos ilegales y legales en Estados Unidos sale a relucir es en época de elecciones. Y Obama fue el gran experto en utilizar las cifras y llevar su mensaje de campaña a los latinos: 71% votaron a su favor como consecuencia del famoso “micro-targeting”. Es decir hablar del tema “reforma migratoria” a los oídos correctos (hijos de inmigrantes que pueden votar).

Pero en período normal de administración, son los latinos una cuota racial, un índice más de violencia, un accesorio televisivo, una divertida referencia cultural o incluso un problema local.

Obama está ahora preparando el terreno para que esa fuerza laboral y electoral entienda su encrucijada política. Quiere legalizar a los indocumentados pero no podrá con todos.

No se cansa de repetir que tiene todas las intenciones de lograr una reforma en otoño, pero que la Cámara de Representantes tendrá la última palabra.

Pero obtener los votos entre congresistas y contener la furia de los republicanos que rechazan una masiva legalización de 11 millones de indocumentados, no es la única preocupación del presidente y de los demócratas.

¿De qué reforma migratoria estamos hablando?. Una que se limite a permiso de residencia; una que obligue a los ilegales a pasar frente a un juez para explicar cómo llegaron a este país; una que permita devolver a los deportados al lado de sus familias estadounidenses; una que otorgue ciudadanía al final del proceso.  

Al hablar con indocumentados (no solamente latinos) y sus familias en Estados Unidos lo que esperan es un camino claro y rápido hacia la legalidad. Un borrón y cuenta nueva en su estatus migratorio. La ilusión o idealización de la reforma migratoria de Ronald Reagan en 1986, cuando 3 millones de personas legalizaron su situación en Estados Unidos, sigue muy presente.

Los principales puntos que aprobaron en el Senado dejan muchos interrogantes: fuera de blindar la frontera sur con México con veinte mil agentes patrulleros, el proceso migratorio duraría diez años antes de convertirse en realidad para los indocumentados. Tendrían durante ese período un sello en su documento de identidad: “Inmigrante Provisional” con la obligación, pasados seis años, de volver a verificar sus antecedentes penales, y el pago de una multa proporcional a su estadía ilegal (tiempo que no declararon impuestos). Además de hacer obligatorio el E-Verify (verificación automática en base de datos federal del estatus legal del eventual empleado) para todos los patrones.

Obama usa la televisión hispana para explicar la nueva visión realista del sueño americano: la reforma migratoria no será ni rápida ni incluirá a todos, será un compromiso en un país cada vez más latino.




2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. "La Casa Blanca calificó el miércoles de extremadamente infortunados los comentarios de un legislador republicano sobre los logros de los inmigrantes jóvenes que residen ilegalmente en Estados Unidos.

    El representante Steve King, de Iowa, ha sido blanco de censuras por haber dicho a un cibersitio noticioso conservador que "por cada estudiante que es el mejor de su promoción, hay otros 100 por ahí que pesan 130 libras (60 kilogramos) y que tienen pantorrillas del tamaño de melones debido a que transportan 75 libras (35 kilos) de marihuana por el desierto. " El Universo

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