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viernes, 2 de marzo de 2012

La “picardía” de Evo Morales y el respeto a la mujer


02/03/2012
  
María Camila Morales

Se acabó febrero y las fiestas en América Latina. A olvidar lo bailado, lo bebido y regresar a la realidad.

Pero en Bolivia ojalá no se borre todo lo ocurrido durante el Ch’alla Carnaval. Las coplas machistas contra las mujeres que cantó Evo Morales, y que celebró con los músicos, no pueden ser una simple “picardía” del mandatario.

Y así lo considera el colectivo feminista “Mujeres Creando”, el cual presentó, ante el Viceministerio de la Descolonización, una denuncia contra el presidente. Legalmente se apoyarán en “el contenido sexista y misógino perpetrado en acto público contra las mujeres bolivianas” explica el diario Los Tiempos.

La inspiración poética y romántica de Morales lo limitó a entonar : “mizqueñas, mizqueñas tienen mucha fama, en carnavales les llevo a la cama”. Y los músicos le respondieron: “este presidente de buen corazón a todas las ministras les quita el calzón.”  Y así siguieron las ofensas cantadas con los aplausos del público.

La actitud desafiante de María Galindo de exigir a las autoridades bolivianas respuestas a las agresiones verbales de Evo Morales necesitará mucha perseverancia. Félix Cárdenas, encargado del ente gubernamental anti-discriminación, prefirió referirse a ella como “ una ignorante política cultural” que desconoce las tradiciones de los pueblos de Bolivia.

No se trata para “Mujeres Creando” de no tener consciencia histórica ni de no tener humor. Las risas no son las que cambian la situación de las mujeres ni en Bolivia ni en el resto de América Latina.

Por el contrario, es la actitud de levedad y falta de sentido común por parte de las autoridades correspondientes las que dificultan aún más la lucha por la igualdad de género y el respeto a la mujer.

Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura) 85,7% de las mujeres rurales se ocupan del sector agrícola en Bolivia. Tienen jornadas laborales de más de ocho horas a las que hay que sumarles las tareas domésticas, la crianza de los hijos y la comercialización de los productos de sus campos en las ferias y mercados.

Y como si fuera poco: cada día mueren dos mujeres por falta de atención médica antes, durante y después del embarazo. Cifras  que Yoriko Yasukawa coordinadora residente de Naciones Unidas en La Paz, se empeña en dar a conocer al mundo.

Como escribe Liliana Aguirre, en su artículo, La violencia se estrella contra las polleras, “seguimos en la colonia” en Bolivia. Pero las violaciones, muertes y golpizas aparecen ahora en las páginas policiales de los diarios.

Resulta sorprendente igualmente, que las mujeres indígenas que tanto apoyaron su campaña política, no hayan reaccionado con más vehemencia a sus cantos.

El mejor ejemplo de su inspiración: “Bartolina Sisas tienen mucha fama por eso las llevo directo a mi cama”. Se refiere a la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia. ¿Qué hubiera pasado si ese florilegio sexista hubiese sido expresado por González Sánchez de Lozada o Carlos Mesa?

Las ministras de Evo Morales prefieren guardar silencio. Siguen en su gobierno, seguramente como parte de la decoración. Así lo han demostrado durante los agravios de los carnavales.

Si de desconocer la política cultural se trata, con su comportamiento  Morales no rindió homenaje a Lidia Gueiler, primera presidenta de Bolivia (1980). Durante su entierro el pasado mes de mayo, el mandatario recordaba su valor en política puesto que “las mujeres estaban relegadas y discriminadas”.

El periódico El País asegura que las coplas del líder boliviano son lamentablemente otro caso de su “evidente incontinencia verbal.”

Pero dicha afección no tiene que contagiar al poder judicial ni a la sociedad civil. La tradición de “las coplitas de nuestra tierra” no son una excusa para que un presidente irrespete a más de la mitad de la población de Bolivia.




  

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