16/07/2012
Político Nacional (santafereño)
Siguiendo la teoría del sociólogo
francés Auguste Comte, una generación de bogotanos se crió viendo las derrotas
del equipo Santa Fe. Es decir: más de treinta años pasaron para que los
futbolistas del "Expreso Rojo" de la capital colombiana volvieran a ganar el campeonato
nacional.
Si el fútbol no despertara pasiones
en el mundo habría sido una anécdota o incluso un posible récord para el libro
Guinness.
Pero el triunfo de Santa Fe, frente
al deportivo Pasto ante 37.000 espectadores después de treinta y siete años merece su momento de reflexión y sobre todo de celebración.
Este equipo insignia de Bogotá ha
representado a Colombia en la Copa Libertadores de América y en la copa
Suramericana. Por sus filas han pasado glorias del fútbol nacional que incluso fueron
a varios mundiales como: Adolfo el “Tren” Valencia, Freddy Rincón, Farid
Mondragón y Léider Preciado. Se formaron a 2.640 metros de altura, jugando en
el estadio El Campín y después los contrataron en Europa y América del Sur.
Un orgullo sin duda y una
posibilidad de exportar buenas noticias de Colombia para cambiar el lastre de
nuestra violencia que suele acaparar los titulares de la prensa internacional.
Ser santafereño es una religión para
sus hinchas, una afición que llevan desde que nacen. Y lo más maravilloso es
que pasa de padres a hijos y en este caso, a nietos gracias a la promesa de
volver a ser campeones.
La última vez que Santa Fe ganó el
título fue en el año 1975. Bogotá tenía
una población de tres millones doscientos mil habitantes. Hoy somos ocho
millones de personas y el ochenta por ciento de los asistentes al estadio el
domingo pasado, ni siquiera había nacido.
Cero memoria de triunfo pero para
todos ellos, la esperanza de ver algún día la séptima estrella en la camiseta
de sus jugadores.
Santa Fe fue el primer campeón del
fútbol profesional colombiano en el año
de 1948. Repitió éxitos en: 1958, 1960, 1966, 1971, y 1975. Fechas que
significan simplemente: otro siglo para la nueva juventud de la fuerza roja.
Los seguidores santafereños nunca
nos declaramos vencidos pese a la adversidad que hasta el domingo 15 de julio, se
parecía más a una maldición que a mala suerte.
Así vivimos en América Latina el
fútbol con el corazón olvidándonos del resto de los problemas. Vibramos como
las hinchadas fieles al River Plate y a Boca Juniors en Argentina que son las
barras que más se conocen a nivel continental. Pero no nos digamos mentiras, en
Bogotá lloramos y sufrimos igual que en España con el Barcelona y el Real
Madrid.
Ojalá esta alegría, con una nueva
generación de jugadores y fanáticos, sirva para prepararnos para la obtención
de la octava estrella y por qué no, la consolidación como una sociedad inscrita
en la Bolsa de Valores (como Manchester United) con más de 50 mil hinchas
activos que estarán dispuestos a entregar todo, con tal de ver a su equipo otra
vez como vencedor.
Santa Fe ocupa el número 82 dentro
de los equipos profesionales de fútbol en el mundo según la Federación
Internacional de Historia y estadística
del Futbol (IFFHS). Un puesto respetable a la hora de buscar inversionistas de
bien.
En Colombia la mayoría de equipos han
padecido todas las consecuencias del narcotráfico y de los capitales oscuros
que se desviaron hacia la afición del fútbol, consiguiendo títulos de campeones
en varias oportunidades. Afortunadamente en la actualidad esa situación se
encuentra superada y el Estado hace una estricta vigilancia sobre el origen de
los capitales de los equipos profesionales.
Tal vez, la noticia no tenga
trascendencia para muchos de los expertos que analizan diariamente la
actualidad colombiana. Pero si no entendieron que el triunfo de Santa Fe marcó
un día histórico para los bogotanos será difícil que comprendan cómo
sobrevivimos en una ciudad que lidia con los mismos problemas de 1975: ¡seguimos
adelante a punta de ilusiones!
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