5/07/2012
María Camila Morales
Con recuento o sin recuento de
votos, los mexicanos eligieron a Enrique Peña Nieto como su nuevo presidente.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) vuelve al poder después de doce
años y no necesariamente se trata del regreso de los dinosaurios, como titulaba
la BBC.
Otros tienen dudas, como el escritor
Enrique Krauze. Confía a regañadientes en “la sinceridad “ de Peña Nieto quien
ha asegurado que su partido ha sido renovado y que no mira al pasado. Pero teme
que fuera del alcance y vigilancia de la capital, se vuelva a activar el “ Parque Jurásico” del PRI, con gobernadores y
alcaldes priístas que dominaron la llamada “dictadura perfecta” como bien
describió Mario Vargas Llosa en su momento a México.
Pero las incógnitas del clientelismo
priísta y de su cacicazgo para gobernar ( a nivel estatal y federal) no pueden
impedir que el nuevo presidente empiece a trabajar. Porque México requiere cuanto
antes reformas sociales y económicas y sobre todo soluciones para acabar con el
narcotráfico, su violencia y sus miles de muertos.
Sin embargo, no podrán obtenerlo si
no se establece una agenda de reconciliación, sin sectarismos y de
transparencia. Porque como bien recuerda el periodista Salvador Camarena, “el
PRI no alcanzó la mayoría en ninguna de las Cámaras del Congreso de la Unión lo
que significa que tendrá que ser un gran negociador”.
Un cambio en la mentalidad del PRI
indispensable para no propiciar una crisis política con la izquierda. El fuego
que quiere desatar Andrés Manuel López Obrador (Movimiento Progresista), no
puede recibir oxígeno por parte de Peña Nieto si no se muestra conciliador e
incluye dentro de sus prioridades el fortalecimiento de la democracia
participativa.
El frente común contra la corrupción
y el narcotráfico tendría que ampliarse a las iniciativas de otras opciones
políticas. Las ideas del profesor Gabriel Quadri no se deben dejar apagar
(eliminar las policías locales, más de 2.000). Son indispensables para la transformación de doce años que el voto de los mexicanos rechazó.
El movimiento #YoSoy132 y su
veeduría ciudadana son otra fuente indispensable de cambio en México que Peña
Nieto necesita escuchar. Demostraron en la calle que la juventud es capaz de reaccionar
y exigir.
Pero falta igualmente la
construcción de nuevas alternativas políticas porque son la única garantía para
que los dinosaurios no vuelvan.
Las promesas del PRI, de las
lecciones aprendidas del pasado están ahí. Si las entendieron saben que las
reformas (fiscal, energética, laboral y educativa) no dan espera. A la sociedad
mexicana le corresponde velar para que se cumplan. Además porque una
presidencia con apenas 38% de votos necesita resultados concretos para
convencer.
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