30/10/12
María Camila Morales
Pasó el huracán Sandy por Estados
Unidos y hasta ahora estamos descubriendo sus temidas consecuencias. La
primera, si se confirma, es el número de víctimas: al menos cuarenta. El gobernador
de New Jersey, Chris Christie lo había advertido: habrá muertos. Pero el
resultado de la fuerza letal de Sandy fue muy inferior a lo que calculaban si
se compara con lo que sucedió en el Caribe.
Sin embargo, la costa Este del país
quedó paralizada. No solamente porque el agua invadió las playas, autopistas y
hasta aisló algunas ciudades sino porque más de ocho millones de hogares
quedaron sin luz. Los principales aeropuertos del país fueron cerrados, la
bolsa de Nueva York no abrió y tres plantas nucleares redujeron su potencia
para evitar inminentes accidentes.
Pasarán varias semanas antes de
volver a la normalidad en la costa Este de Estados Unidos coinciden en asegurar
ingenieros, economistas, autoridades y políticos. Y justamente tiempo es lo que
está en juego en estos momentos ya que el 6 de noviembre son las elecciones
presidenciales.
Las encuestas insisten en que no hay
una gran diferencia entre Obama y Romney en el conteo final de los votos. Incluso
algunos diarios hablan de empate técnico. Antes de la llegada de Sandy los dos
candidatos estaban en una maratónica carrera por convencer a los indecisos.
Sobre todo en los llamados “swing states”, los cuales no tienen un color
político definido y tienen la clave de estas elecciones.
Virginia es uno de esos estados con
un voto importante para llegar a la Casa Blanca y Sandy golpeó con fuerza a sus
votantes. Los demócratas tienen esperanza de mantener su victoria del 2008 en
el Estado y marcar así una ventaja frente a Romney.
Maryland de tradición demócrata no
puede confirmar actualmente el triunfo de Obama. Las inundaciones obligaron a
las autoridades a cancelar el proceso de
votación anticipada con el cual contaban los demócratas para aumentar la
participación.
En New Jersey, el gobernador republicano
Chris Christie quien había tenido una actitud agresiva contra Obama, le ha
tocado cambiar el tono y agradecer el apoyo del presidente (candidato) y su
pronta reacción ante la complicada situación.
Obama declaró el lunes que no estaba
preocupado por las elecciones sino por el bienestar de sus ciudadanos ante la
llegada de Sandy. Pero ya tocó tierra el huracán y ahora hay que pensar en la Casa
Blanca y el gobierno de los próximos cuatro años.
Salir a votar en Virginia, Maryland,
Connecticut, New Jersey, Rhode Island, Delaware, Maine, Pensilvania,
Massachusetts e incluso Nueva York no será evidente. Un martes laboral (6
noviembre) para una elección, después de haber perdido dos días de ingresos e
incluso para algunos sus casas, no será fácil.
La costa nordeste en el mapa electoral
estadounidense suele votar por el candidato demócrata pero esta vez con el
impacto de Sandy no es una certeza que la tendencia continúe.
En su columna Andrés Oppenheimer (Nuevo Herald) escribía acerca de la
abstención de los hispanos como apuesta de Romney para ganar las elecciones.
Después del “desastre” de Sandy la abstención podría no limitarse a los
hispanos.
Mientras tanto la fuerte base
electoral de los republicanos se encuentra en el centro y sur del país, en Estados
que no fueron víctimas de la tormenta.
Es una realidad que se necesitarán
“algunos días” para superar la catástrofe natural insisten los gobernadores,
entonces, ¿no sería prudente postergar las elecciones? El Congreso tiene ese
poder.
Además en este momento se confunden
los papeles de los dos candidatos a la presidencia. Obama está actuando como
Comandante en Jefe frente a Sandy mientras Romney está en Ohio (swing state) como
candidato republicano recaudando fondos para las víctimas del huracán. Como
dice Antonio Caño en El País: “la
mezcla de la política y el dolor humano es una combinación peligrosa, aunque
muy frecuente”.
Votar no será una prioridad para los
afectados por la furia de la naturaleza en la costa Este pero el resultado será
trascendental para Estados Unidos aún bajo el shock psicológico de las aguas.
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