17/04/2011
María
Camila Morales
No hay nada más tedioso que ver una
película de la cual ya sabemos su final. Y los países de la Alianza Bolivariana
para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) ya nos habían contado cómo iba a
terminar la VI Cumbre de las Américas de Cartagena: sin consenso para la firma
de una declaración política.
Cuba, las drogas y Las Malvinas
fueron como era de esperarse, puntos no negociables por parte de Estados Unidos
y de Canadá. Y no por obstinación del imperio como acusan a Washington y a
Ottawa sino porque sus gobiernos son consecuentes con su historia y sus
principios fundadores.
Puede que la situación cubana
conmueva la hermandad latinoamericana pero no cambia la definición de
democracia. En cuanto a la legalización de “ciertos” narcóticos, el
prohibicionismo es una regla de oro en Estados Unidos y por su parte Canadá no
actúa bajo presión de nadie. Y Las Malvinas son tema reservado para su
principal aliado en Europa: Gran Bretaña.
Así que el presidente Juan Manuel
Santos tiene el derecho de asegurar que no hubo temas vedados en Cartagena pero
la VI Cumbre de las Américas fue una muestra más de la división del continente.
No podemos tener más dudas acerca de
los dos bloques políticos que se están formando y que son diametralmente
opuestos: el ALBA y la Alianza del Pacífico. Dos visiones del mundo pero una de
ellas afecta la agenda regional hemisférica porque es incompatible con los
ideales “bolivarianos”.
¿Cómo desarrollar la infraestructura
y conectividad que tanto dicen necesitar los jefes de Estado y de Gobierno
cuando las inversiones para hacerlo corren el riesgo de ser expropiadas?
Latinoamérica necesita inversionistas
extranjeros. Ojalá fueran en su mayoría intrarregionales para impulsar el círculo
virtuoso del continente. Lo repitieron hasta el cansancio los hombres y mujeres
de negocios que asistieron a la Cumbre paralela de empresarios quienes están
convencidos que deben ser “socios para la prosperidad”.
No se trata simplemente de un lema
de publicidad, pero ¿cómo obtenerlo cuando la participación, gestión, seguridad
jurídica y transparencia del Estado no tiene el mismo significado en diferentes
partes de las Américas?
Cristina Kirchner fue el mejor
ejemplo del desfase entre los discursos y la realidad. Mientras en Cartagena
debatían todos acerca de atraer nuevos socios comerciales, se ponía en marcha
en Buenos Aires la expropiación de Repsol en YPF, la principal petrolera del
país.
Razones múltiples puede tener la
presidenta, pero en todos los negocios de países responsables existe la forma y
el fondo. El desalojo forzado de los ejecutivos españoles sin esperar la
votación de una ley, es una imagen que preocupa a toda nueva inversión en
América Latina y el Caribe. Y sin inversión privada no vamos a progresar.
El socialismo del siglo XXI no ha
logrado construir ni modernizar puertos, aeropuertos, carreteras,
ferrocarriles, túneles, electrificadoras, hidroeléctricas ni es capaz de
mantener la producción petrolera como hemos visto en el caso de PDVSA.
¿Cómo implementar la integración
económica y de mercados que tanto pregonan los líderes cuando vuelve el
proteccionismo?
Dilma Rousseff llegó a la Cumbre a
imponer el nuevo tono de Brasil. Sexta economía que exige trato de igual a
igual a los grandes como Estados Unidos. Una “pre-potencia” que no duda en
volver a las barreras arancelarias cuando se desacelera su crecimiento.
¿Cómo ganar en las relaciones
comerciales con Estados Unidos? Sin duda Obama fue el gran protagonista de la
Cumbre. Por fin habló de los temas que interesan a la región pero advirtió que
América Latina no puede seguir culpando a Washington de todo lo que les
sale mal. Un cambio de mentalidad entonces
sería bienvenido por la administración de la Casa Blanca que tiene altas
probabilidades de quedarse 4 años más.
Los Tratados de Libre Comercio (TLC)
con los países de la región le darán buenos resultado a los que estén mejor
preparados y por el momento la balanza no está de nuestro lado.
Shakira fue la única que transmitió
consenso en Cartagena: el mejor negocio para América Latina es educar a su
juventud. Si empresarios, sociedad civil, pueblos indígenas, sindicatos,
políticos y jefes de Estado y de Gobierno trabajan para lograrlo sin
“conflictos” ideológicos, Cartagena sí habrá tenido triunfos regionales.
Y mientras Latinoamérica y el Caribe
encuentran su camino en medio de peleas y ofensas, los chinos nos observan.
Solamente un vistazo al centro de
prensa de la VI Cumbre permitía comprobar que la numerosa delegación de
periodistas (más de 30) de la agencia oficial Xinhua News Agency y de la
televisión CCTV, fue la más asidua a los discursos y conferencias. Tal vez no
brillaban como las estrellas de CNN en español, pero venían por información
para la agenda diplomática y económica de Beijing en nuestro continente.
SANTOS: "un éxito, nadie en su sano juicio podía pensar que se fueran a solucionar en ella los casos de Malvinas o Cuba, ¿cómo olvidar que Canadá es un país cuyo jefe de Estado es la Reina de Inglaterra, o cómo suponer que de la noche a la mañana iba a modificarse la política estadounidense respecto a la isla?, pero no hubo temas tabú, se habló de todo, también de esas dos cuestiones, se superó la práctica de buscar solo consensos formales, establecimos un diálogo franco, hubo acuerdos y mandatos concretos muy importantes para la región, sobre integración social, acceso a nuevas tecnologías, políticas de seguridad, lucha contra la pobreza, prevención de desastres naturales" EL PAIS
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