23/03/2012
María Camila Morales
“No matarás” es el quinto
mandamiento que todo buen católico debe respetar, no solamente para subir al
cielo, sino para vivir en comunidad y en paz con el prójimo.
Aquellos que no los cumplen irán al infierno, explican los curas en los sermones de los
domingos. Sin embargo, un proverbio coloquial está salvando a miles de almas:
“el que peca y reza, empata”.
La consigna pareciera ser la auto-justificación
de los narcotraficantes mexicanos, como “Los Caballeros Templarios” quienes en
nombre de la “protección de la sociedad michoacana” están brindando un
“servicio de limpieza social” para salvaguardar el orden. Más que un
compromiso, es una misión divina como aquella del primer ejército de monjes
liderados por Hugues de Payns. Mataban a los enemigos de los peregrinos que
viajaban a Jerusalén en el siglo XII.
La nueva versión mexicana según el
diario Primera Plana, sería una subdivisión
(por pugnas internas) de la familia Michoacana. Sus acciones violentas, que
incluirían decapitaciones, se suman a las más de 40 mil muertes que ha dejado
la guerra contra el narcotráfico desde la llegada al poder de Felipe Calderón
(2006).
Sin embargo, con la visita del Papa
Benedicto XVI a Guanajuato anunciaron una tregua temporal: “Los Caballeros
Templarios, se deslindan de cualquier acción bélica, no somos asesinos,
bienvenido el Papa” anunciaron en varios municipios mexicanos y en la ciudad de
León.
Los criminales comunicaron este
favor a la población mexicana que asistirá a ver a su Santidad. No obstante, es
un desafío para las autoridades locales las cuales ya no tienen control de la
narcoviolencia en el país.
Pero sería un error pensar que el
Pontífice y la religión católica son factores de pacificación y reflexión para
los narcotraficantes.
El arzobispo de Guadalajara, Juan
Jesús Posadas Ocampo, fue asesinado “en un fuego cruzado” en 1993. Según
informes de la investigación, sicarios del cartel de Tijuana, lo confundieron
con Joaquín el “Chapo” Guzmán y lo mataron. En la actualidad Guzmán, es el narco
más buscado por Estados Unidos.
Coincidencia o mala suerte, poco se
sabe con certeza de tan lamentable crimen, como escribe Malcolm Beith, en su
artículo “In Mexico’s drug war Church
caught in the storm”.
Las narco-limosnas no son un
secreto. Los bautizos, primeras comuniones y matrimonios de los barones de la
droga cuentan con la presencia de figuras de la Iglesia que se escudan en el
secreto de la confesión como explica la periodista Ximena Vega.
No se puede negar que todo gira en torno
a las drogas en ciertas ciudades como Culiacán (Sinaloa). Hasta existen santos
no oficiales, en sus parroquias, como Jesús Malverde, el patrono de los narcos,
a quien se le encomiendan para que los proteja (All about drugs, The News,
Malcolm Beith).
Una mezcla de catolicismo, folclor y
ritualidad que el escritor colombiano Fernando Vallejo, describió en su libro
“La Virgen de los Sicarios”.
Un comportamiento que se exporta tan
rápido como la droga en América Latina. Las explicaciones son múltiples y
variadas pero tienen en común la pérdida de valores y de esperanza de las
nuevas generaciones. Para suplirlas, la fe ha sido reinterpretada por aquellos
que necesitan defender lo inexcusable.
El embajador mexicano en la Santa
Sede, Federico Ling Altamirano, declaró que el propósito de la visita del Papa
no es ayudar en la lucha contra el narcotráfico. Su viaje tiene como objetivo
predicar el Evangelio. Esperemos que empiece por explicar los mandamientos: el
quinto “no matarás” no tiene excepciones para aquellos que dicen creer y adorar
a Dios.
"Un grupo comando atacó ayer una estación de servicio del estado de Sinaloa (México), dominado por la violencia de los cárteles. Benedicto XVII indicó al respecto: "La Iglesia católica tiene que desenmascarar la idolatría del dinero que esclaviza al hombre" INFOABE
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